Raventós, quizá el mayor experto en renta básica que hay en España, advierte de que el IMV es "una variante más de los miles de subsidios para pobres que se conocen", y que como tal presenta ciertas carencias, en lo que se conoce como "la trampa de la pobreza".
Entre esas carencias, Raventós señala la incompatibilidad de estas ayudas condicionadas con otras fuentes de renta. Así lo explica: "Existe un fuerte desincentivo a buscar trabajo remunerado, si recibes un subsidio de 600 euros y te ofrecen un trabajo de mierda, 700 euros al mes por trabajar 45 ó 50 horas a la semana, no vale la pena que lo cojas, pues no sabes si el empleo va a durar tres meses, y luego vas a tener que volver a pedir el subsidio y a lo mejor tardan tres o cuatro meses en volver a dártelo y mientras, tienes que seguir pagando el alquiler y otras facturas".
Además, Raventós plantea otros problemas añadidos: este tipo de subsidios para personas en situación de pobreza implican "unos costes administrativos inmensos" –la condicionalidad de los mismos supone que se controle que los beneficiarios cumplen con los requisitos legales en todo momento–, provocan una "estigmatización" –los candidatos tienen que "significarse como pobres en las ventanillas de la Administración"– y, finalmente, "la cobertura es insuficiente, pues estos subsidios no llegan a todos los que teóricamente deberían ser usuarios": el porcentaje de las personas que no solicitan estas prestaciones a pesar de cumplir todos los requisitos llega "hasta el 60%" a nivel global, según apunta Raventós.
Raventós también tira de estadística para señalar que sólo en España, sumando todos los subsidios de este tipo que ya existen en todas las comunidades autónomas, sólo un 7% de la población pobre recibe estas ayudas.
Todos estos problemas, puntualiza Raventós, los supera la renta básica universal: es compatible con otras fuentes de renta, no tiene "ningún coste administrativo", tampoco hay estigmatización, ni tan siquiera problemas de cobertura" pues la recibe todo el mundo.
El experto indica que esta renta básica universal ya era "necesaria antes de la pandemia y ahora lo es más", pero reconoce que no es suficiente para sacar a las personas de la pobreza y que, por lo tanto, esta medida de política económica debería ir acompañada de otras en otros ámbitos.
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