Por qué los ricos de Davos se interesan por la renta básica universal




El foro discute por segundo año consecutivo sobre la necesidad de implantar una renta básica universal
La pérdida de empleos y el auge del descontento de las clases medias comienzan a convencer a los líderes mundiales de la necesidad de implantar esta medida 

Desde hace ya un año, una preocupación sobrevuela el Foro de Davos (en Suiza). La digitalización de la economía, la automatización de los trabajos (creen que para 2020 se habrán destruido cinco millones de puestos de trabajo en el mundo sustituidos por robots), y el descontento social han sido un caldo de cultivo explosivo para que los supuestamente influyentes líderes que se encuentran en Suiza hayan decidido abordar la posibilidad de crear una renta básica universal.

La idea de que no habrá trabajo para todos ni de la calidad suficiente para garantizar la supervivencia va cogiendo terreno. El precariado avanza en todo el mundo y Trump o el Brexit son las señales más claras de que ese descontento de las clases medias (occidentales) puede desembocar en una ruptura con el orden económico establecido, algo que preocupa a las élites económicas.

Por eso en Davos se habló en la cita del año pasado y se habló de nuevo de los riesgos y ventajas de implantar la renta básica universal. El Foro atrae a algunos de los principales gurús en la materia, que exponen ante este selecto auditorio lo que de alguna forma se respira en los pasillos como irrefrenable: solo un colchón soportará la caída de la clase media del primer mundo, desplazada por los robots y por el empuje de los países en desarrollo. Por eso también en el Foro se habla de otras fórmulas para edulcorar el capitalismo: "capitalismo responsable" o "capitalismo ético".

El experto de la universidad de Londres Guy Standing, que acuñó el término precariado para referirse a una nueva clase de trabajadores con condiciones precarias, defiende la renta básica como forma de dar seguridad y una verdadera libertad de elección a estas personas.

Standing fue uno de los ponentes estrella en Davos. "Una seguridad económica y social básica es esencial para una toma de decisiones racional. Ya hoy, con mercados laborales flexibles y economías abiertas, millones de personas se enfrentan a salarios bajos e inestables y a una probabilidad cada vez más baja de escapar de la pobreza de ingresos, por muy duro que trabajen", defiende Standing.

Scott Santens, miembro de la red por una renta básica de EEUU, lanza un desafío para los que lamentan amargamente la desaparición de los trabajos manufactureros o industriales. "Los trabajos manufactureros son para las máquinas. No lamentes su desaparición. Reclama a cambio una renta básica", suele decir este experto.  La renta básica no debe ser en ningún caso un sustituto al trabajo. "Las personas deben seguir colaborando por el bien común de la comunidad", defiende el profesor de Harvard Michael Sandels.

 La excomisaria europea Neelie Kroes, a la que se ha descubierto recientemente una sociedad offshore no declarada en Bahamas, no ve la opción de dar dinero a cambio de "nada", ya que la gente dejaría de trabajar, en lo que es la crítica más recurrente a esta medida.


Lo que aún levanta más ampollas es la forma de financiarlo. Standing defiende que los subsidios a la energía fósil o "el capitalismo rentista" (las rentas que obtiene una minoría por propiedades), serían suficientes para financiar parte de esta renta. Hay quién habla de poner un impuesto a los robots, como Pepe Álvarez, secretario general de UGT y cuya opinión ha sido reflejada por la revista de Wharton, la escuela de negocios de Penn, una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos 
 
Dudas sobre el altruismo de la medida

¿Por qué la renta básica es ahora foco de interés para Davos e incluso para la cuna de la tecnología, Silicon Valley? Los nuevos modelos de trabajo, la robotización y la probable desaparición de miles de puestos de trabajo en los próximos años están detrás de su interés por buscar fórmulas que mitiguen los cambios.

Silicon Valley está llevando a cabo un proyecto piloto para comprobar los efectos de la renta básica. "La motivación que hay detrás es empezar a explorar alternativas a la red de seguridad social que existe. Si la tecnología destruye empleos o los empleos siguen convirtiéndose en cada vez menos seguros, un número cada vez mayor de personas serán incapaces de vivir con las ganancias de sus empleos", explica la investigadora Elizabeth Rhodes, directora del proyecto.

Sin embargo, las críticas a este modelo también son muchas y señalan los intereses que hay detrás. "Las compañías tecnológicas se llevan a casa los beneficios y afrontan cada vez menos presión para pagar un salario que dé para vivir a sus empleados que no consideran como tal", dice el experto en ética de la tecnología Jathan Sadowski en The Guardian.

Guy Standing reconoce que algunos de los defensores de la renta básica la ven como un sustitutivo de la mayoría de prestaciones y servicios del Estado, mientras que otros la conciben como una especie de "dividendo social".

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